L.S.S.
Laura Sierra Samaca

IN LIMBO
Natural - artificial
Hablo de un limbo porque me encuentro entre dicotomías, entre aquello que parece que perdurará para siempre y aquello que nunca lo hará, somos seres en una era de pantallas, de artilugios que proyectan una virtualidad de la que parcialmente hacemos parte, seres de ciclos en medio de algoritmos, y entonces quizá la cuestión reside en encontrar el dialogo entre esos dos lados.
Digital - análogo
Alguna vez me senté frente a una misma ventana varios días, observando el espacio que esta me permitía, dibujé en veinte papeles de 20 x 20 cm, veinte veces lo que mi campo de visión me permitía, eso quiere decir que son veinte posibilidades de un espacio, pero si el papel tiene cuatro lados eso me permite ver una posibilidad desde cuatro ángulos, entonces ya no serían veinte posibilidades sino ochenta y eso solo si lo miramos desde un ejercicio análogo.
Un papel de estos aproximadamente pesa 20 gramos o 5,725,888 bytes si tomamos una fotografía de este con un celular y mide 3592 x 3592 px; el papel es real y la fotografía se vuelve una apariencia de este, una apariencia modificable, y entonces aquí entra en juego ese limbo en el que me encuentro entre lo real y lo virtual y las infinitas posibilidades que surgen cuando dialogan.

Virtual - real
En este día lluvioso, y habiendo perdido la cuenta de cuantos días han pasado de cuarentena, pienso como cada vez nos sumergimos más en esta nueva realidad, donde vivimos ya no interactuando con el entorno que aún puede que llamemos real, sino que ahora vivimos de proyecciones, de pantallas, limitados por lo que estos dispositivos nos permitan ver.
Es extraño, por lo inesperado de toda esta situación pues en un abrir y cerrar de ojos, el mundo prácticamente paro, pero la tecnología, lo virtual, casi parece imposible pensar que eso podría parar, quizá porque es difícil comprender que es todo lo que sucede detrás de los programas, aun así, seguimos siendo de carne y hueso lo que hace que aún no podemos habitar completamente esta virtualidad.
Escribo y reflexiono, utilizo los dispositivos, y mientras hago todo esto trato de entender esta relación que se da entre lo virtual y lo real, entre aquello que puedo palpar y aquello que son proyecciones de miles de pixeles y códigos, que se transforman constantemente..
Reseña sobre "An Eye Opened by the Wind and the Sun" (2019) de David Medina

Medina, David. (2019). An Eyed Opened By The Wind And The Sun. (Video). Recuperado de https://grama.co/an-eye-opened/
David
Medina es un artista que trabaja tanto con textos, imágenes y sonido, se enfoca
en presentar imágenes a partir de dispositivos que crean y que llegan a
cuestionar ámbitos como el lenguaje, la gramática y el sentido a la hora de
leer, a la vez que genera diálogos entre lo natural y lo artificial. Sus obras generalmente
se componen de una maquina a la cual él les da ciertas reglas o parámetros, a
partir de la configuración de un algoritmo, pero luego deja que la maquina haga
su trabajo sin el tener control de lo que sucederá después o de lo que
producirá la máquina.
En la obra, "An Eyed Opened By The Wind And The Sun", lo que el artista hace es que crea un sistema de imágenes vivientes, a partir de un archivo de 14.000 imágenes que hace parte de una colección de fotografías tomadas de varios lugares del mundo, dicho sistema a partir de un algoritmo construye distintas composiciones irrepetibles, logrando así que sea un proceso infinito de creación. El sistema a la vez funciona con base en los movimientos del sol, casi que como un reloj imita la luz y cambia su luminosidad dependiendo de la posición de este y además el tiempo que se demora en cambiar de una imagen a otra depende de la velocidad del viento. La obra está compuesta por siete dispositivos de ultra alta definición de 65 pulgadas dispuestos en posición vertical.
Aunque este dispositivo trabaja a partir de un algoritmo creado por una persona, trabaja sin la necesidad de que un humano intervenga en su proceso de creación, y creo que aquí surge una cuestión que nos da para preguntarnos sobre el momento en el que nos encontramos como sociedad, es decir, no es para nadie secreto que hoy en día la tecnología se ha vuelto casi que vital para existir, cada vez se busca más que las maquinas puedan hacer los procesos que haría una persona pero de manera más sencilla y rápida, un ejemplo podría ser el simple hecho de cargar la tarjeta para usar el transporte, una maquina configurada con ciertas instrucciones y después de esto ya funciona sola. El mundo se vuelve proyecciones, pasamos de interactuar con personas a interactuar con pantallas, que terminan dándonos instrucciones a nosotros, inevitablemente somos parte de ese mundo virtual que a veces pareciera que nunca fuera a tener un límite.
Esta obra de David Medina me parece que presenta muy bien esa infinitud que se podría decir, existe en el mundo virtual, ese otro lado de la pantalla; para crear un sistema infinito, solo necesitó un dispositivo como un computador, crear un algoritmo y ya está, es además interesante porque el artista no utiliza solo una gran pantalla sino siete dispositivos, que además están ubicados verticalmente, como los celulares, pero la imagen que se produce siempre se mira de manera horizontal como con los computadores, estas pequeñas sutilezas siento que le dan aún más valor a la obra, pues juega con esta realidad de la que nos encontramos rodeados.
A la vez es importante recalcar el dialogo que genera entre el mundo que llamamos real, entre la naturaleza y ese mundo virtual, entre lo artificial; lo natural lo sentimos, lo palpamos, vemos como se encuentra en constantes ciclos y en parte por eso lo llamamos real, a diferencia de lo virtual que se vuelve una apariencia, una proyección, lo vemos, pero no hacemos parte directamente de este, somos usuarios de las plataformas, más estamos limitados a lo que podamos ver en una pantalla, a las instrucciones que nos den para poder acceder a este mundo virtual. El dialogo que genera Medina es muy importante no solo porque se da entre estos dos mundos sino porque el humano pierde todo control y dominio sobre este, no sabemos si el sol va a salir hoy y no sabemos por ende que imágenes se van a reproducir en el dispositivo, es un dialogo que nace entre lo real y lo virtual y nosotros pasamos a ser solo espectadores de esto.
Ahora, en el ámbito del arte creo que es interesante ver este tipo de obras pues, el arte habla de su época, y realmente no sabremos a donde llegaremos a medida que la tecnología avance, existen las historias de ciencia ficción donde se habla de estas ciudades utópicas, de hologramas, de inteligencias artificiales, pero creo que esta obra nos sitúa realmente en este preciso momento, no busca ahondar en lo que será el futuro, y a la vez utiliza un archivo de imágenes del pasado para crear un presente que se torna inesperado pues las imágenes que se producen, son instantes de este presente que es incierto y a la vez nunca van a volver a existir, es como si cada combinación fuera una posibilidad de un nuevo presente que quien sabe a dónde nos puede llevar.
A la vez pienso sobre las pinturas que se encuentran en los museos, he escuchado a mucha gente cuando dice que no es lo mismo ver la pintura en persona que en un libro y puede ser verdad, pero aquí surge un ligero cambio no solo porque podemos encontrar un pequeño fragmento de la obra en formato de video, sino porque cuando miramos una pintura en un libro y si luego tenemos la oportunidad de verla en el museo, sabemos con qué imagen nos vamos a encontrar, quizá su tamaño nos asombre, el verla de frente, ver sus texturas, quizá hasta los colores cambien un poco, pero lo que sucede con la obra de David Medina es que por más que encontremos fragmentos de la obra en video, nunca sabremos que imagen podríamos encontrar si tuviéramos la oportunidad de ver esto en persona, es una incertidumbre que pienso solo hace que den más ganas de poder ver la obra, algo muy bello puesto que además son proyecciones, pero esas mismas proyecciones nos atrapan porque nunca sabremos cual será la siguiente.
Retomando la idea de infinitud que se presenta en la obra, entendiendo esta como esa cualidad de no tener limite o fin, es una obra que primero inmersa al espectador en una situación de constante creación, pero hay que entender que entre este dialogo que permite que dicho sistema funcione hay una dependencia de lo virtual por lo real, es decir, si todas estas posibilidades de presentes se dan gracias a la maquina y el algoritmo, no hay que olvidar que estos dos funcionan a partir del sol y el viento, si en algún momento el sol se apagara o el viento dejara de soplar esto quiere decir que el sistema también dejaría de funcionar y ese ojo se cerraría.
En este punto entonces esto se vuelve una situación casi que entrópica, el sistema constantemente nos muestra esas posibilidades, pero a la vez, pero aun así existe esa posibilidad de caos, en la que el sistema dejaría de funcionar, que da para preguntarse, que sucedería con este, si ya no hay sol, ni viento, ¿se quedaría en la última imagen que pudo producir?, ¿se quedaría a mitad se producir una imagen?, ¿en cuál posibilidad de las infinitas que habrán, el ojo se cerrara?, incluso la pregunta podría ser, si el ojo se cierra, ¿estaremos aquí para ser testigos de ello?.
Para finalizar, reflexionando sobre la situación actual, en donde una pandemia está afectando a todo el mundo, considero que es importante pensar como esto de la virtualidad, como los dispositivos tecnológicos, tienen un gran función al ayudarnos a interactuar con el otro, el hecho de no poder salir y ver físicamente al otro, pero poder usar todo ese mundo virtual como medio para llegar al otro es muy valioso, además porque no es secreto para nadie que en muchas ocasiones estos dispositivos, la tecnología se ha usado en contra del otro, se ha usado con fines de espionaje y tener información del otro como defensa, pero es un momento en el que se está usando en su mayor parte para el mero propósito con el que prácticamente se creó, ayudar al otro, estar en contacto con el otro, a la vez que nos sigue ofreciendo muchas posibilidades todo este mundo virtual.
Asimismo, no dejemos de pensar en cómo este sistema sigue produciendo imágenes, pero en este momento ni siquiera podemos ser espectadores, de todas aquellas imágenes que se producen segundo a segundo, imágenes tan impredecibles como la situación que vivimos.
Laura Sierra Samacá
In Limbo
Paul,
He perdido la cuenta de cuantos
días han pasado de cuarentena, cada vez es menos extraño estar en el mismo
lugar día tras día, pienso como cada vez nos sumergimos más en esta nueva
realidad, donde vivimos ya no interactuando con el entorno que aún puede que
llamemos real, sino que ahora vivimos de proyecciones, de pantallas, limitados
por lo que estos dispositivos nos permitan ver o hacer.
Es extraño, por lo inesperado de toda esta situación pues en un abrir y cerrar de ojos, el mundo prácticamente paro, pero la tecnología, lo virtual, casi parece imposible pensar que eso podría parar, quizá porque es difícil comprender que es todo lo que sucede detrás de las pantallas, aun así, seguimos siendo de carne y hueso lo que nos impide habitar completamente esta virtualidad.
Escribo y reflexiono, utilizo los dispositivos, y mientras hago todo esto trato de entender esta relación que se da entre lo virtual y lo real, entre aquello que puedo palpar y aquello que son proyecciones de miles de pixeles, códigos y algoritmos, que se transforman constantemente.
Pienso así en dicha noción de constante transformación, en cómo se vuelve una situación entrópica, infinitas posibilidades que se producen y dentro de esto la distorsión que causa caos en el sistema, el desequilibrio que genera el perder el control.
Entonces ahondo en posibilidad y distorsión, me encuentro entre el aquí y el allá, lo real y lo aparente, y los diálogos que encuentro y descubro, pero dentro de un mundo de preguntas que surgen pienso en las fallas, que sucede cuando algo falla en el código o el ciclo, y como nos afecta; si acaso somos espectadores o causa de.
Hace falta salir a tomarse un café, poder tener una charla que no dependa de si el internet decide no fallar, o de si hay minutos, pero aún así es una nueva oportunidad, para pensarse lo que éramos antes, antes de que lo real se paralizara, y lo virtual pasara a ser esa herramienta que ahora nos ayuda a coexistir, desde que tenemos acceso a esta tan solo para buscar algo en la barra de un buscador nos volvemos usuarios, y ahora eso se potencia.
Son pensamientos, mientras miro por la ventana como la ciudad del afán y de los trancones, reside callada y vacía, porque ahora los trancones se dan en las redes, cuando colapsamos la red, cuando tratamos de comunicarnos con el otro a través de proyecciones, a través de pantallas.
Laura Sierra Samacá
Bibliografía
Medina David, "An Eye Opened by the Wind and the Sun", grama.co, (2020),
https://grama.co/an-eye-opened/,
(consultado el 8 de abril de 2020)